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EL CEREBRO DEL NIÑO

¿Sabemos cómo funciona el cerebro del niño?


El cerebro determina en gran medida quiénes somos y qué hacemos. Es importante saber cómo el cerebro está moldeado en gran parte por las experiencias que adquirimos a lo largo de nuestra vida y es por ello que nosotros, tanto familias como educadores tenemos un papel imprescindible en la educación de los pequeños. Saber que el cerebro cambia en respuesta a nuestra forma de guiarles, puede ayudarnos a llevar a cabo su desarrollo de forma más resistente y fuerte.

Antes de nada, es importante tener claro algunos aspectos sobre el cerebro y de esta forma poder aplicar estas pequeñas herramientas para que todo fluya de manera más fácil. El cerebro se divide en dos partes; por un lado el hemisferio derecho, que es el que nos ayuda a experimentar las emociones y a interpretar las señales no verbales. Por otro lado, el hemisferio izquierdo, el cual nos ayuda a pensar de una manera más lógica y organiza los pensamientos para construir frases. Por entenderlo de un mejor modo



HEMISFERIO IZQUIERO: se ocupa del orden, de lo lógico, de la parte literal, de lo lingüístico, la parte lineal.


HEMISFERIO DERECHO: se ocupa de la parte no verbal, envía y recibe señales para poder comunicarnos ( el contacto visual, las posturas y los gestos), a dar una impresión general, de las imágenes y recuerdos (de nuestras experiencias)


LA CLAVE PARA PROGRESAR

Una vez entendido todo esto, para poder ayudar a estas partes a trabajar bien y conjuntamente es necesario integrarlas.

Es fácil ver cuándo los niños no están integrados: los superan las emociones, están confusos y actúan de manera caótica. Las pataletas, las crisis, la agresividad entre otras son el resultado de una pérdida de integración, conocida como des-integración.

En la etapa 0-3 años los niños se rigen por el hemisferio derecho y por tanto no dominan la capacidad de emplear la lógica y las palabras para expresar sus sentimientos. Es en la etapa del por qué cuando el niño comienza a activar su hemisferio izquierdo.

Nuestro principal objetivo es que los niños estén integrados horizontalmente (hemisferio izquierdo y derecho), que la lógica del lado izquierdo pueda trabajar bien con las emociones del lado derecho.

Ahora bien, ¿pensáis que un niño tiene una rabieta porque se te ha subido a la chepa?, como muchos suelen decir. Obviamente no, los niños viven en ese lado derecho del cerebro, su corteza prefrontal aún no está desarrollada, por tanto no es capaz de controlar esas emociones, no es capaz de razonar como los adultos. En el momento de la rabieta, la amígdala, situada en el sistema límbico, pierde la conexión con la parte prefrontal del cerebro, y por tanto el niño es incapaz de razonar. Y es aquí donde el adulto, el que tiene su cerebro desarrollado, tiene que actuar acompañando. ¿Pensáis que a un niño de 2 o 3 años le podemos decir estás castigado, deja de comportarte así? Después de ver todo esto, creo que la respuesta es muy clara.

¿Y qué hacemos? ¿Ignoramos? ¿Cómo podemos gestionar esta situación?


1º CONECTA

Agacharnos y hablarles a su altura

Abrazarles

Respetar su espacio y su tiempo (respetar no significa que no haya límites)

Utilizar ejemplos: “yo también me enfado si…, me pongo triste cuando…”

Poner nombres a las emociones ¿Te ha dolido? ¿Estás enfadado?


2º REDIRIGE


En lugar de decirles...


1. No pasa nada

2. No llores, si sigues llorando...

3. Si no ha sido nada

4. ¿Cuántas veces te he dicho que no se grita?


Mejor optar por decirles...

  1. Veo que estás triste, frustrado...¿ Cómo te puedo ayudar?

  2. Noto que estás triste, ¿cómo puedo ayudarte a que estés mejor?

  3. Estoy aquí, sé que fue difícil para ti

  4. Veo que te está costando pedir las cosas tranquilas, cuando te encuentres mejor, podemos hablar


Si el niñ@ es demasiado pequeño, ya que las rabietas pueden empezar sobre los 18 meses y perdurar hasta los 4 años, nuestra principal tarea será acompañarles en este proceso, con cariño, entendiendo que su cerebro no está desarrollado, que no tiene esa capacidad que a veces se nos olvida. Ignorarles no es la mejor opción, te necesita y eso es una necesidad básica que debes atender.


Os adjunto esta reflexión de Álvaro Pallamares de la Fundación América por la Infancia, de un video que se hizo muy viral sobre el acompañamiento que hace Joel McHale, actor estadounidense, en una rabieta que tiene su hija. La reflexión me parece muy interesante.


Espero que esta entrada os haya sido útil y a través del conocimiento del cerebro del niño seamos capaces de entender más el por qué de su comportamiento.

Para más información os recomiendo varias lecturas que os pueden ayudar bastante a comprender más sobre el cerebro del niño, de la que he sacado la mayoría de este contenido y de verdad que merecen la pena.


Un abrazo, Laura.







 
 
 

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