PERIODO DE ADAPTACIÓN EN LA NUEVA NORMALIDAD
- Laura Buitrón Daimiel
- 8 sept 2020
- 3 Min. de lectura
Hoy después de muchos meses sin escribir me gustaría hablar de un tema que merece ser destacado.
El periodo de adaptación en la nueva normalidad, simplemente ¡Qué difícil es!
Me gustaría lanzar unos mensajes a las familias. Antes de nada, por un lado, hacemos lo que podemos, dentro de nuestras posibilidades ya que las empresas no lo ponen fácil. Y por otro lado, queremos todo lo mejor para vuestros niñ@s, que desde el primer día que entran por las aulas se convierten en nuestros niñ@s.
Durante este periodo de adaptación estoy observando actitudes que ponen en duda nuestro trabajo, mi último fin a través de este post es juzgar a las familias, todo lo contrario, me encantaría que llegara a muchas personas para que así de esta forma puedan entender esta situación.
¿Qué es el periodo de adaptación? ¿Cómo se sienten los niñ@s ante esta situación?
Bien ¿Cómo nos sentimos los adultos cuando entramos en un nuevo trabajo? ¿Cómo nos sentimos cuándo nos mudamos a una nueva ciudad y no conocemos nada y a nadie? ¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos abandona y nos hace daño? ¿ O cuando perdemos a la persona que más queremos?
Pues imaginad vuestros pequeños cómo se pueden sentir cuando entran por primera vez a un aula, o llevan 6 meses encerrados en un entorno seguro, junto a sus figuras de referencia o familiares más cercanos con los que tienen formado un vínculo.
Según Balaban (2020), los niños se sienten infelices, abandonados, apartados, sin nadie que los quiera, por eso se aterrorizan, se enfadan, chillan, tiran cosas, pegan, se quedan junto a la puerta, intentan escapar.
La escuela para ellos es un espacio totalmente nuevo, desconocido, extraño, adultos desconocidos y niñ@s nuevos. Y con esto pasa igual con los niños que vuelven a las aulas tras 6 meses sin escuela. Imaginad lo que supone después de tanto tiempo.
Por tanto, tienen que vincularse a todo, tanto si son antiguos alumnos como si son niños nuevos. Hasta que no se sientan seguros, hasta que su necesidad emocional no esté cubierta, hasta que no creen esos nuevos vínculos tanto con los espacios, como con el resto de niños y educadores, no estarán adaptados.
Con todo esto me gustaría añadir, que aunque hay algunos niños, que normalmente en casa o en otros espacios con personas conocidas, son niños tranquilos, que no lloran, que comen bien, que duermen bien, que se relacionan bien, que no extrañan, etc. No es la misma situación, no es comparable.
Cuando llegan por primera vez al aula, tenemos que añadir todo lo que he nombrado anteriormente y además que la mayoría de los niños se encontrarán llorando. Todos sus comportamientos o rutinas pueden verse modificados, tanto en el momento en el que se encuentran en la escuela como fuera. ¿Por qué?
Porque se sienten abandonados, porque no se sienten seguros, porque están en alerta porque piensan que están en un sitio inseguro, porque incluso pueden vivirlo con las mismas sensaciones y emociones que se vive un duelo.
Ahora bien, imaginad las educadoras ¿Cómo nos sentimos? Somos las primeras que queremos que se encuentren tranquilos, que coman, que duerman, que jueguen, que estén felices.
Pero dejarme que os diga, todo a su tiempo, muchas educadoras nos gustaría realizar un periodo de adaptación diferente al planteado en muchas escuelas, por ejemplo un periodo en el que las familias pudieran estar. Pero desgraciadamente en muchas no se permite ¿Por qué? Porque las necesidades de los adultos y de la escuela están por encima de las necesidades de los niños y esto desgraciadamente es así.
¿Qué nos queda a las educadoras? pues lo que mejor se nos da, acompañar sus necesidades, respetar su espacio, y ver que estamos ahí para ellos y ganar poco a poco su confianza, creando ese vínculo tan bonito que se forma.
Por tanto, si entendemos este momento como una SITUACIÓN EMOCIONAL INTENSA, incluso de DUELO, se podrá entender todo lo demás, sin necesidad de juzgar a los educadorxs. Nosotros también vivimos un periodo de adaptación y creedme que no es nada fácil. Este año tenemos un añadido, una pandemia.
No me quiero enrollar, pero eso implica el doble de trabajo, con el mismo personal o incluso menos. Por favor, hablo en nombre de todos los educadores/as, maestros, maestras, directores, directoras, CONFIAD EN NOSOTROS.
Con mucho cariño, de una educadora y maestra de corazón.

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